martes, 28 de julio de 2009

Evolución Historica del Concepto de Gravitación

Las ideas de los antiguos filósofos griegos, que consideraron los movimientos de los cuerpos celestes y los de los objetos situados en la Tierra sin conexión alguna fueron sostenidos también por Aristóteles. Según el filósofo de Estagira, los cuerpos celestes poseen un movimiento natural propio, mientras que los cuerpos de la Tierra tienden a moverse, cuando lo hacen de forma natural, hacia el centro de la misma. Ello unido a otras dos ideas aristotélicas – la que supone que un cuerpo con movimiento de velocidad constante requiere una fuerza actuante continua y la que postula que esta fuerza ha de actuar por contacto- retrasó el desarrollo de la teoría de la gravitación universal.
Los modernos planteamientos sobre la atracción terrestre comenzaron a formularse con los trabajos de Newton. El físico y matemático británico supuso la existencia de una fuerza de atracción entre todos los cuerpos, que además actuaba a distancia. Sostenía que, si la Luna no caía a la Tierra, ello se debía a que en su movimiento circular la fuerza desarrollada equilibraba exactamente tal atracción. Al generalizar el principio, consideró que los planetas eran retenidos de modo semejante por el Sol e incluso que la atracción era mutua y se extendía a toda la materia.
Tal como fue expuesta, la interpretación de la gravitación universal experimentó un replanteamiento al formularse en 1961 la teoría general de la relatividad de Albert Einstein. Sus principios sostenían que el continuo espacio-tiempo de cuatro dimensiones experimenta una nueva curvatura en presencia de materia y genera un universo de geometría no euclidiana. En tal espacio, las geodésicas (curvas sobre superficies tales que las perpendiculares a cada punto coinciden en las normales de la superficie) constituyen las líneas de desplazamiento de los cuerpos y corresponden a las orbitas interpretadas por Newton como resultado de algún tipo de fuerza atractiva.
Los principios relativistas modifican las notaciones astronómicas registradas según la ley de la gravitación universal solamente en algunos casos, como el de las trayectorias medidas en proximidad de grandes masas. Así, por ejemplo, la medición del perihelio, o punto de la órbita de un astro que gira en torno al Sol en el que la distancia este es mínima, para los planetas mas próximos al Sol, experimenta diferencias apreciables al calcularse por métodos clásicos y relativista.

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